EL ARMARIO ESCARLATA
El último libro de Luis Porro
Disponible en tapa blanda y eBook

Acércate y escúchame. Deja que te dé un consejo.
Nunca vayas a esa calle de la que nadie habla, porque te digo que allí es por donde pasea el hombre alto.
Pero si alguna vez vas a esa calle y ves al hombre alto, no lo sigas.
Y si lo sigues, cierra los ojos y no lo mires.
Y si lo miras, tápate los oídos y no lo escuches.
Y si lo escuchas, hazme caso y no aceptes su invitación.
No entres con él en esa casa al final de la calle de la que nadie habla.
Y no subas esas escaleras.
Y no atravieses ese pasillo.
No cruces esa puerta que brilla al final de la oscuridad.

Luis Porro

¿Quién diablos es Luis Porro?

La última vez que tuvimos noticias sobre el legendario Luis Porro fue hace más de no sé cuántos años. Acababa de ser acusado del robo de la única copia conocida del Libro de Dzyan y el proceso que siguió a su detención fue todo un acontecimiento. El juicio desveló otros robos, el Necronomicón de Abdul Alhazred, el Manuscrito Voynich, el Rey de Amarillo... y el carácter macabro de los crímenes que habían acompañado a estos robos, de una vileza inconcebible, causó tal sensación entre las mentes más perturbadas del país, que el canalla de Luis Porro acabó por convertirse en una especie de mesías de los chalados. El resto es historia: las autoridades, temiendo algún tipo de levantamiento de los tarados, decidieron acelerar el cierre del proceso condenando a Luis Porro al encierro de por vida en una de las celdas de la Sala 81, el abominable laberinto de galerías, mazmorras y goteras que recorre los subterráneos del Sanatorio de San Simeón el Loco para los Excéntricos.

Los libros jamás fueron recuperados y nunca más tuvimos noticias de Luis Porro.

Todos los documentos relativos a su biografía desaparecieron durante el bellísimo incendio que sucedió a las celebraciones de la noche de Walpurgis del 99 en el Sanatorio de San Simeón el Loco para los Excéntricos, y los pocos investigadores que han tenido acceso a los testimonios de celadores, cuidadores y chiflados del sanatorio cuentan chismes tan atroces como difíciles de digerir: desbocados guateques en los calabozos en compañía de célebres degenerados como Mickey Rooney o Ben Stiller, procesiones de chimpancés melancólicos que recorren los pasillos de la Sala 81 recitando a Baudelaire y a D’Annunzio, enfrentamientos a muerte entre telépatas chalados, salones de striptease para vampiros desdentados, satanismo heterodoxo y música demasiado alta, un delirio incesante orquestado por Luis Porro desde su encierro.

Y aunque es muy probable que todo lo que cuentan sea cierto, la única certeza que tenemos, la llave que da paso a la cabecita de Luis Porro, está en sus libros, en las novelas y los cuentos que han logrado escapar de las imprentas del sanatorio, un espacio onírico que puede ser espantoso y divertido al mismo tiempo, absurdo y pesimista como la mirada de un condenado a muerte, una travesía hacia lo extraño tan jodidamente sugestiva que es posible que, en cuanto abras esas páginas, descubras que tú también serías capaz de hacer lo inimaginable con el fin de entrar en la Sala 81.